miércoles, 27 de octubre de 2010

La Dinastía XVIII antes del Período Amarna (c.1.550-1.352 A.C.) 9/9.- Tiya. Relaciones Internacionales. Administración


Estela de Amenhotep III y la Reina Tiya procedente de la casa de Panehsy, Tell el-Amarna, Dinastía XVIII, hacia 1.340 A.C. (Pinchar y Ampliar).

The reign of King Amenhotep IV (Akhenaten) (1.352-1.336 BC) brought a very different style of art to Egypt for a few years. This is clearly associated with the religious changes which Akhenaten started, centred around the cult of the sun disc, known as the Aten. Features of this style include the use of more relaxed poses, accentuated stomachs and heads, and the motif of the sun disc with its life-giving rays.
In the new theology of Amarna, Akhenaten was the sole intermediary of the Aten, and thus all addresses to the deity had to go through him. Houses contained small shrines to the king for this purpose. The shrine in the house of Panehsy contained this plaque that unusually shows Akhenaten's father, Amenhotep III (1.390-1.352 BC) beneath the sun disc, in the style usually confined to Akhenaten and his officials, though Amenhotep III did identify himself with the sun in the later years of his life.
The name of the old god Amun was proscribed on monuments of the Amarna Period, and so Amenhotep III is identified here by his throne name Nebmaatre.
(Base de Datos del Museo Británico).


LA REINA TIYA

Tiya fue la mujer de mayor influencia en el reinado del faraón y sobrevivió a su marido por lo menos en unos cuantos años. Fue de tal importancia para él que no sólo aparecían juntos en las paredes de los templos en Soleb y el Oeste de Tebas acompañándole en las fiestas del jubileo, sino que fue deificada en su propio templo de Sodeinga, en la Alta Nubia, y se convirtió en parte integrante del programa de construcción real. Como Ojo Solar de Ra en Sudan, se habría unido a la deidad Nebmaatra para regresar a Egipto y restaurar el orden en el mundo (Maat). El rol que no representó fue el de “Esposa del Dios Amun”, de ahí su escasa representación en los monumentos de Karnak y Luxor.

Fallecido su esposo, el rey de Mitania, Tushratta, le escribió pidiéndole que recordase a su hijo Amenhotep IV/Akenatón las estrechas relaciones que habían existido entre él y Amenhotep III. Es posible que a su muerte se le enterrase primero en Amarna y que fuese trasladada más tarde a la KV 22, o a la KV 55, o a ambas. Ella había dado a luz a Satamun, Henuttaneb, Nebetiah, e Isis, todas ellas representadas en estatuas y pequeños objetos asociados con la pareja real. Satamun fue la hija más encumbrada por Tiya, y se encontraron sillas hechas para ella en la tumba de Yuya y Tuya (KV 46). Ostentó el título de “Gran Esposa Real” simultáneamente con su madre, Tiya, mientras que a las otras hijas se les conocía como “Esposas del Faraón” o “Consortes del Faraón”.

El significado económico, y en particular el religioso, bajo Amenhotep III, del matrimonio con sus propias hijas, ha sido ya comentado varias veces en este capítulo y se remonta al inicio de la dinastía. Al emparejar a su esposa y a sus hijas con él en los monumentos, Amenhotep III fomentaba la imagen del Dios-Sol acompañado de las diosas madres (Nekhbet, Nut, Isis) y de las hijas de Ra (Hathor, Maat, Tefnut). Y en un sentido más práctico, el faraón ampliaba sus posesiones; no mediante el matrimonio con personajes no reales, sino casándose él mismo con la propia riqueza. Solicitó y le fue concedida la mano de la princesa de Babilonia como esposa, y se desposó igualmente con dos princesas de Mitania; una de ellas, Taduhepa, llegaría a Egipto justo a tiempo para convertirse en viuda, y más tarde, en esposa de Amenhotep IV.

Entre los hijos varones de Amenhotep III y Tiya estaba Amenhotep IV. Se desconoce quién fue la madre de un hijo del faraón y sacerdote-sem, Tutmosis, que pudo haber sido mayor que Amenhotep. Se desconoce también si el faraón tuvo más hijos de sus matrimonios con esposas extranjeras, pero hay un número de cortesanas, príncipes y princesas, conocidos de nombre por los objetos funerarios desenterrados cerca de Malkata. Algunos de ellos pueden haber sido miembros de la familia real; otras, esposas menores.

RELACIONES INTERNACIONALES EN EL REINADO DE AMENHOTEP III

En el año 5 del reinado de Amenhotep III, hubo una campaña en Nubia que se conmemoró en la Isla de Sai, así como en Cnosos, y a lo largo de la carretera al sur de Aswan. El virrey de Kush pudo haber supervisado la acción militar, pero si esto lo hizo Merymose, o el anterior titular, Amenhotep, se desconoce. Merymose dejó su propia inscripción en Semna en la que se describe una acción contra Ibhet; probablemente en la Baja Nubia. La campaña del año 5 fue en Kush; probablemente al sur de la 5ª Catarata. La intención de construir la fortaleza de Khaemmaat, en Soleb, donde el faraón también construyó un templo, pudo haber sido prevenir nuevas interferencias por parte de la Alta Nubia. La antigua capital de la Alta Nubia, en Kerma, estaba casi directamente al otro lado del río de Soleb, así que el emplazamiento pudo haber sido escogido para subrayar el sometimiento kushita a Egipto.

Las relaciones internacionales con el resto de países del Antiguo Egipto se llevaron a cabo mediante misiones diplomáticas. La cantidad de material egipcio en suelo griego aumentó dramáticamente durante el reino de Amenhotep III, y los nombres de ciudades egeas incluyendo Micenas, Festos, y Cnosos, aparecen por vez primera en escrituras jeroglíficas inscritas en las bases de estatuas del templo funerario real. La correspondencia entre Amenhotep III, y varios de sus pares en Babilonia, Mitania y Arzawa, se ha conservado en forma de escritura cuneiforme sobre tabletas de barro.

Estas cartas, muchas de ellas procedentes del archivo de la capital de Akenatón, Amarna, demuestran la posición de poder de que disfrutaba Amenhotep III cuando negociaba el casamiento de sus hijas con otros soberanos. De las cartas se desprende la existencia de una fuerte relación entre Amenhotep III y el rey de Mitania, Tushratta, mientras que el rey de Babilonia, Burnaburiash, que llegó al poder en época más tardía del reinado de Amenhotep, parece que dudaba más del poderío egipcio. A mediados del siglo catorce B.C. se alcanza, ciertamente, uno de los niveles más altos de influencia de Egipto en el mundo antiguo, y supuso la culminación de actividades de casi todos los faraones de la Dinastía XVIII.

LA ADMINISTRACIÓN EN LA DINASTÍA XVIII

Las estructuras administrativas globales en uso durante la Dinastía XVIII se caracterizan por sus tendencias claras, y por algunas situaciones inconclusas. Muy pocos han sido los funcionarios de Ahmose y de Amenhotep I que hayan sido identificados con absoluta certeza para poder señalar las familias y regiones que habrían estado representadas en la corte real de principios de la Dinastía XVIII. Para mediados, sin embargo, a los amigos más cercanos del faraón se les enterraban, bien en Tebas, o en Saqqara, siendo de la primera de donde la mayoría de nuestra documentación procede.

Desde el reinado de Hatshepsut en adelante, los funcionarios de élite de los que podíamos esperar una capilla decorada en su tumba y un pozo funerario, en Tebas o Saqqara, eran el visir; el tesorero, literalmente, inspector del Sello; los inspectores de las casas del oro y de la plata; los administradores reales; los inspectores de graneros de Egipto, o de Amun; el hijo del faraón, e inspector de los países del sur; los heraldos reales, o mayordomos, con frecuencia involucrados en la diplomacia; niñeros reales, hombres y mujeres; alcaldes regionales, a veces enterrados en sus propios distritos locales; el Gran Sacerdote de Amun (Tebas); el Gran Sacerdote de Ptah (Saqqara); el segundo, tercero y cuarto sacerdotes de Amun; y los inspectores del ejército, así como ciertos niveles de escribas reales.

Es obvio que a los faraones de la Dinastía XVIII les interesaba acumular apoyos de las poderosas familias de élite, como ya se comentó a la vista de escenas del entronizado soberano en tumbas privadas del reinado de Hatshepsut y Tutmosis III, por lo que familias poderosas ejercieron cargos de Visir y Gran Sacerdote de Amun en las cortes de Hatshepsut y Tutmosis III, durante sus reinados. Importantes miembros de la Corte de Tutmosis III, incluidos el visir User (TT 61 y TT 131), su administrador y contador del grano para Amun, Amenemhat (TT 82), y el inspector de graneros de Amun, Minnakht (TT 87), tenían cámaras funerarias con parecidas versiones de la Letanía a Ra, y del Amduat.

El reciente estudio de los textos de User llevado a cabo por el egiptólogo Erik Hornung subraya las prerrogativas reales asumidas por individuos de la élite en tiempos de Hatshepsut y Tutmosis III. Una de las dos tumbas de Senenmut (TT 71 y TT 373) fue diseñada para emular un enterramiento real, e incluía un techo astronómico como los que se usarían más adelante en el Valle de los Reyes. Otras formas de acceso privilegiado a los monarcas también surgieron como, por ejemplo, mediante la concesión de enterramientos en el Valle de los Reyes. Esta práctica se mantuvo durante los reinados de Tutmosis III y Amenhotep II.

En contraste con las familias de élite conocidas en tiempos de su tía y de su padre, muchos de los cercanos asociados de Amenhotep II habrían ya servido en el ejército bajo Tutmosis III y bajo el propio Amenhotep. Estas estrechas relaciones que un servicio militar puede fomentar, se afianzarían aún más si sus orígenes se remontaban a la juventud, cuando el faraón y sus amigos en la Corte aprendían a cazar y a conducir carros de combate. Usersatet, el “virrey de los países del sur”, pudo haber sido unos de esos amigos de la niñez que serviría como heraldo real en ultramar bajo Tutmosis III. La inscripción en una estela que dejó en una fortaleza en Semna, en la región de la 2ª Catarata, contiene el texto de una sorprendente carta enviada por Amenhotep II a su viejo amigo destacado fuera del país: “Te sientas ….un soldado de carro de combate que lucha por su Majestad …. el [poseedor de una mu]jer de Babilonia, y de un sirviente de Byblos, de una joven de Alalakh, y de una anciana de Arapkha”.

Otro hombre que había servido a Tutmosis III, Amenemheb (TT 85), debió morir más bien a principios del reinado de Amenhotep II. En una inscripción de su tumba, Amenemheb nos describe la designación de Amenhotep como faraón, y luego nos cuenta lo que éste le dijo: “Conocía tu carácter cuando yo aún estaba en el nido; cuando pertenecías al séquito de mi padre. Así que, tu podrás velar por las tropas de élite del faraón”.

Un cortesano, que quizás tipifique mejor todo el reinado de Amenhotep II, fue un amigo de campañas militares y de juegos de niños. El gran administrador Kenanmun luchó junto a Amenhotep en Retenu. En reconocimiento a sus servicios, Kenanmun fue nombrado administrador de Peru-nefer, sede de un gran astillero y arsenal naval. Allí había también una residencia real activa a mediados de la Dinastía XVIII. En las postrimerías de su vida, su prebenda consistió en la administración de la propia Casa Real, y, según parece, permaneció activo durante la mayor parte del reinado de Amenhotep II. Su tumba (TT 93) muestra elementos estilísticos elegantes, conocidos sólo en tumbas pintadas más tarde, dentro de este período de tres décadas, si bien no hay indicación de que Kenanmun estuviese vivo durante el reinado de Tutmosis IV. Los temas, de carácter decididamente no militar, escogidos por él para las pinturas de las tumbas, unidos a imágenes del estilo de vida de la próspera élite, están en total harmonía con el tono utilizado en las pinturas de tumbas contemporáneas con Tutmosis IV y Amenhotep III.

Otros dos hombres fueron altamente promocionados en tiempos de Amenhotep II, probablemente por una relación personal en la temprana Corte. El visir Amenemotep y su hermano, el alcalde de Tebas, Sennefer, destacaron en gran manera debido a las atenciones del faraón. Estos dos personajes fueron tan influyentes en la región tebana que ambos pudieron costearse su enterramiento en el Valle de los Reyes, y la esposa de Sennefer, una niñera real, fue enterrada también allí. Ambos tenían además grandes capillas de tumbas en Sheikh Abd-el-Qurna, en la ribera occidental tebana: TT 29 en el caso de Amenemotep, y por supuesto Sennefer tenía dos tumbas (TT 96 en la parte alta, y en la baja) a fin de acoger a diferentes mujeres contemporáneas que probablemente incluían tanto a esposas como a hermanas. La hija mayor de Sennefer, Muttuy, representada en estatuas y en la parte baja de la tumba TT 96, parece que se casó con un individuo llamado Kenamun, que sucedería a Sennefer como alcalde de Tebas. Esta pareja, Muttuy y Kenamun, era contemporánea de Amenhotep III, y fue enterrada en la tumba TT 162.

La manera en que Tutmosis IV abordó la administración consistió en reducir el número de puestos militares y sustituirlos por burócratas, con frecuencia escogidos de las familias de élite bien establecidas. Claro que cada faraón tenía sus favoritos, y el de Tutmosis IV era el administrador Tjenuna (TT 76). Su biografía en la fragmentada tumba sugiere que había una relación personal con el faraón similar a la de un hijo con un padre, pues se llama a sí mismo: “verdadero hijo adoptivo del faraón, amado por él”. Aunque no se tiene documentación que apoye la idea de que Tjenuna tuviese tanto poder como Senenmut o Kenamun, Tutmosis IV pudo haber confiado en su fiel administrador, que también lo era para Amun, tanto como a cualquier otro.

Un oficial llamado Horemheb tuvo que haber sido también un poderoso y cercano aliado, a juzgar por el tamaño de su enterramiento (TT 78), y por el hecho de que contiene una representación que lo relaciona con una hija de Tutmosis IV, Amenemotep.

Los funcionarios civiles con frecuencia solían representar a familias tradicionales de influencia. Hepu fue visir en el sur durante el reinado de Tutmosis IV, mientras un tal Ptahhotep administraba el norte. La existencia simultánea de estos dos visires se ve confirmada en el Papiro de Múnich, que data del reinado de Tutmosis, en el que los llamados “visires” aparecen como “jueces”. La tumba de Hepu (TT 66) está situada en el prestigioso cementerio de Sheikh Abd el-Qurna, ubicación que corresponde a la de los visires bajo Tutmosis III y Amenhotep II. Aunque se trata de la tumba más profunda del reinado, es más bien pequeña, y comparativamente poco llamativa vista junto a otras del mismo período; como pueden ser las TT 76 y TT &•.

Es cierto que la administración real prosperó durante el mandato de Tutmosis IV, con cortesanos y burócratas suplantando a los militares casi por completo. El rango de “general” o el de “oficial del ejército” son prácticamente desconocidos durante este período, mientras el de “escriba real” abunda, de forma que incluso el virrey de Nubia, Amenhotep, tenía antecedentes de “burócrata”. La “Oficina de Reclutamiento de Escribas” nunca había estado tan bien testimoniada, pero el hecho de que los titulares con frecuencia fuesen claramente compañeros en la Corte, sugiere que el puesto no requería un duro militar sino un fiel funcionario civil. Con la excepción de la “acción policial” de Konosso (Véase más arriba la sección encabezada por “Tutmosis IV en Siria-Palestina y Nubia”), incluso el puesto en el que se ponía a los “reclutas” en este período sigue siendo un misterio. No nos sorprendería que su presencia hubiese sido común tanto en expediciones a canteras y empresas de construcción como en maniobras militares.

La Corte de Amenhotep III es inusual en cuanto que la conocemos casi tanto por sus monumentos fuera de Tebas como por los de dentro. Loa tesoreros reales, Sobeknose y su hijo Sobekhotep (Panejsy), no tienen tumbas tebanas, si bien el primero fue enterrado en Rizelcat. Tumbas de este reinado, incluyendo una del visir Aper-el, fueron descubiertas en Saqqara Norte por el arqueólogo francés, Doctor Alain Zivie, y otras numerosas estelas encontradas en el Siglo XIX en el mismo yacimiento mencionan a personas del reinado. Los asociados más conocidos del faraón, sin embargo, vivían en Tebas, o dejaron allí sus tumbas. Sus visires, Ramose (TT 55) y Amenhotep, construyeron en Tebas capillas muy lujosas de caliza tallada, si bien la de este último está en ruinas.

Esta familia, aunque claramente asociada mediante títulos con la región menfita, de hecho, bien pudo, como indicó en su día el difunto egiptólogo, Profesor William Joseph Murnane (Nueva York, 1945-Memphis, 2000), haber sido tebana. El jefe de los graneros reales, Khaemhet, así mismo dejó una tumba con relieves tallados en Tebas (TT 47), como lo hiciera el administrador de la Reina Tiya, Kheruef (TT 192).

El cortesano más querido de todos fue Amenhotep, Hijo de Hapu, a quien el faraón le concedió el privilegio de su propio templo funerario, que daba al templo funerario del propio faraón Amenhotep III. Amenhotep, Hijo de Hapu, un escriba militar de una familia del Delta, supervisó la mayoría de los monumentos más destacados de Amenhotep III; el reconocimiento del faraón por sus servicios le valió su eventual deificación en el primer milenio a.C.

Y con esta “Hoja Suelta” - ahora sí - dejamos atrás este Capítulo 9º de extraordinaria importancia que, en sus postrimerías, amasa una serie de señales, indicios, tendencias, y posturas teológicas que preconizan, de forma clara, tajante y, en mi opinión, incontestable, el devenir del controvertido “Período Amarna”.


RAFAEL CANALES


En Benalmádena-Costa, a 2 de noviembre de 2010

Bibliografía:

“Egypt’s dazzling sun: Amenhotep”. A.P. Kozloff and B.M. Bryan, Cleveland Museum of Art, 1992.
“Eternal Egypt: Masterworks of Art from the British Museum”. E.R. Russmann, University of California Press, 2001.
“Pharaohs of the sun: Akhenaten”. R.E. Freed, Y.J. Markowitz and S.H. D'Auria (eds.), London, Thames & Hudson, 1999.
“The British Museum Book of Ancient Egypt”, S. Quirke and A.J. Spencer, London, The British Museum Press, 1992.
“The Enciclopedia of Ancient Art”, Helen Strudwick, Amber Books, 2007-2008.
“Ancient Egypt, Anatomy of a Civilization”, Barry J. Kemp, Routledge, 2006.
“Ancient Egypt. A Very Short Introduction”, Ian Shaw. Oxford University Press, 2004.
“The Oxford History of Ancient Egypt”, Ian Shaw, Oxford University Press, 2003.
“Antico Egitto”, Maria Cristina Guidotti y Valeria Cortese, Giunti Editoriale, Florencia-Milán, 2002.
“Historia Antigua Universal. Próximo Oriente y Egipto”, Dra. Ana María Vázquez Hoys, UNED, 2001.
“British Museum Database”.

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