domingo, 28 de junio de 2009

Nacimiento del Estado Egipcio (c.3.200-2.686 A.C.) 4/8.- Las Tumbas de los Altos Cargos en Saqqara Norte y en Otros Lugares


Cabeza de Maza de Piedra Caliza (Dinastía I)

LAS TUMBAS DE LOS ALTOS CARGOS EN SAQQARA NORTE Y EN OTROS LUGARES

En Saqqara Norte existen unas impresionantes tumbas de altos cargos de la Administración de la Dinastía I, aunque no a una escala comparable con los monumentos combinados – tumba y recinto funerario – que los reyes de la Dinastía I edificaron en Abydos.

Algunas de estas tumbas eran importantes, pero lo que realmente impresiona son las superestructuras de hornacina hechas de adobe de las que carecen los enterramientos reales de Abydos.

Las tumbas de Saqqara Norte están en mucho mejor estado de conservación que las tumbas reales de Abydos. Cuando se excavaron, algunas de las fachadas de hornacina todavía conservaban restos de diseños geométricos pintados, y las cámaras funerarias todavía conservaban su suelo tarimado.

Algunas de ellas también iban acompañadas de hileras de enterramientos subsidiarios; pero de éstos hay menos que en el Cementerio Real de Abydos.

Es posible que las tumbas del Saqqara Norte combinasen, en una única estructura, los dos símbolos monumentales de estatus en Abydos: Una tumba subterránea, y un recinto de hornacina en la superficie. Por ejemplo, la Tumba 3357, que data del reinado de Aha, a principios de la Dinastía I, consiste en una muy elaborada superestructura de hornacina, rodeada de dos muros de adobe de 48’2 x 22’00 metros de superficie de suelo.

La subestructura se encuentra dividida por muros en cinco grandes cámaras, con techo de madera, mientras que la superestructura dispone de veintisiete cámaras adicionales para más objetos funerarios. En su lado norte, hay lo que se conoce como “estado modelo” con habitáculos de menor tamaño, tres estructuras de tipo granero, un enterramiento de barco en adobe, y restos de un jardín.

Los cientos de recipientes encontrados en esta tumba vienen inscritos con el nombre del rey e información sobre su contenido. Aunque se desconoce el nombre del propietario de la tumba, tiene que haberse tratado de uno de los personajes más destacados del reino, como se puede apreciar no sólo por el tamaño de la superestructura y su contenido, sino también por las estructuras adicionales y el enterramiento del barco.

Con el paso del tiempo, el diseño de estas tumbas en Saqqara fue cada vez más elaborado, con una distribución de las cámaras más compleja, tanto en la subestructura como en la superestructura, o en los muros de cerramiento. Al igual que en Abydos, se incorporaron escaleras de acceso a la tumba en Saqqara Norte.

Más adelante, a finales de las Dinastía I, se construyeron dos tumbas diseñadas con superestructuras escalonadas rectangulares bajas, hechas de adobe, que posteriormente serían rodeadas por muros de hornacina.

Emery creyó que la Pirámide Escalonada de Djoser habría evolucionado a partir de estas dos estructuras escalonadas, pero es más probable que los elementos del primer complejo piramidal derivasen de los recintos funerarios y las tumbas reales de Abydos.

Aunque se han registrado grandes tumbas con fachadas de hornacina en otros yacimientos, tales como Tarkhan, Giza y Naqada, el mayor número, y también las de mayor tamaño, se concentran en Saqqara Norte.

Lo que se ha encontrado en Saqqara Norte de la Dinastía I prueba la existencia de una clase oficial dentro un estado grande. Estas tumbas habrían sido también los monumentos más importantes del estado en el norte y, por lo tanto, serían el símbolo de un estado centralizado, gobernado muy eficazmente por el rey y sus administradores.

Esas enormes cantidades de mercancía artesanal que se desviaban de la economía hacia las tumbas, es indicativo de la enorme riqueza de este primitivo estado que se repartían un puñado de altos cargos.

Evidentemente, el culto mortuorio era también de gran importancia para los plebeyos, por lo que se tendía a emular la parafernalia que rodeaba los enterramientos reales, con matices de modestia, en el exclusivo cementerio de Saqqara Norte.

Quitando los enterramientos subsidiarios de quienes podrían ser criados, sirvientes o simples seguidores del rey, no hay evidencia de la existencia de enterramientos más pequeños de funcionarios de rango medio o bajo de la Dinastía I en Saqqara Norte; a éstos se les enterraba en otros lugares, como es el caso del cementerio cercano al pueblo de Abusir.

El cementerio de Saqqara Norte está situado en una prominente cresta de caliza que domina el valle, y la presencia de unas superestructuras de hornacina tan elaboradas, deberían de haber sido vistas por otra clase de funcionarios como impresionantes símbolos de un estatus.

Por todo Egipto se han encontrado tumbas más pequeñas y sencillas sepulturas en fosas que apuntan, no sólo a una estratificación social, sino a la importancia que tenía el culto mortuorio para cualquier clase social.

Los enterramientos más sencillos de este período se reducen a simples hoyos excavados en la arena del bajo desierto, como el de “Fort Cemetery”, en Hierakonpolis. Estas sepulturas carecían de ataúdes y el ajuar funerario consistía mayoritariamente en unas cuantas vasijas.

Los de un estatus superior eran más amplios e iban provistos de una gran cantidad y variedad de objetos funerarios. A veces, estaban guarnecidos de madera o ladrillo de barro, y provistos de techo, como es el caso de las tumbas excavadas por Petrie en Tarkhan.

En Abu Omar, en el Delta, se descubrió un enterramiento de este tipo, muy elaborado, en el que la fosa estaba dividida en dos o tres habitáculos que contenían un conjunto funerario de hasta 125 elementos, y en el que la sepultura mayor medía 4’9 x 3’25 metros.

Tumbas con superestructuras de adobe, como las que el arqueólogo norteamericano George Andrew Reisner (1867-1942) excavó en el Cementerio 1500 en Nag el-Deir, se han encontrado en el Alto y el Bajo Egipto.

Este tipo de superestructuras, a veces de hornacina, solían cubrir una sencilla fosa o subestructuras más elaboradas de entre uno y cinco habitáculos. En estas tumbas, el cuerpo contraído se encontraba dentro de un ataúd de madera, o de cerámica, acompañado de un respetable ajuar compuesto de una gran variedad de objetos funerarios.

Dado que la mayoría de la evidencia arqueológica de que disponemos es mortuoria, las conclusiones sobre la organización socio-política y económica provienen, en su gran mayoría, de los datos aquí aportados. Puesto que en el Delta se continúan excavando montañas de escombros, es posible que, eventualmente, se pueda disponer de más datos sobre asentamientos de este período.

Con las pruebas de que se dispone, se puede discernir un patrón que apunta al establecimiento de muchos asentamientos nuevos, con sus cementerios asociados, en ambas orillas de El Nilo, en la región de Menfis, como centro socio-económico desplazado hacia el norte por la Dinastía I. Nuevos yacimientos vieron la luz en el Delta oriental, sin duda relacionados con el incremento del comercio y otras incursiones de ultramar.

Y terminamos con este esclarecedor tema que nos ha deparado la ya familiar Doctora Bard, compañera y guía en este cuarto tramo de su ensayo sobre el Período Protodinástico, y pasamos al siguiente tema suyo que titula “Expansión del Primitivo Estado en el sur de Palestina y en Nubia”.


Rafael Canales

En Benalmádena-Costa, a 30 de junio de 2009

Bibliografía:

“Ancient Egypt, Anatomy of a Civilization”. Barry J. Kemp, Routledge, 2006.
“The Oxford History of Ancient Egypt”. Ian Shaw, Oxford University Press, 2003.
“Historia Antigua Universal. Próximo Oriente y Egipto”. Dra. Ana María Vázquez Hoys, UNED, 2001.
“The Enciclopedia of Ancient Art”. Helen Strudwick, Amber Books, 2007-2008.
“Antico Egitto”. Maria Cristina Guidotti y Valeria Cortese, Giunti Editoriale, Florencia-Milán, 2002.
British Museum Database.

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