sábado, 21 de febrero de 2009

La Prehistoria Egipcia del Paleolítico a la Cultura Badariense (700.000-4.000 A.C.) 7/8.- El Neolítico en el Valle del Nilo


El Neolítico del Valle del Nilo
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EL NEOLÍTICO EN EL VALLE DEL NILO (5.300-4.000 A.C.)

Desde 12.000 A.C., el norte de África estuvo sometido a una serie de cambios climáticos que afectarían de forma irremediable las condiciones de vida de su entorno.

Superada una fase de aridez que forzó a sus pueblos a desplazarse hacia el río y hacia los lagos, Egipto se tornó húmedo, y evidencias arqueológicas muestran que a partir de 6.000 A.C. la cultura Neolítica arraigó en el Valle del Nilo.

No Color del textose ha encontrado, por otra parte, rastro alguno de los pueblos que habitaron el Desierto Oriental y el Occidental que no sean los de las culturas Elkabiense y Qaruniense.

No existen indicios, por otra parte, de una apertura hacia la agricultura, que ya aparece bien establecida en el Levante Mediterráneo a partir de 8.500 A.C. en adelante.

Parece que la población egipcia continuó con su forma de vida tradicional basada en la pesca, la caza y la recolección.

Desgraciadamente, carecemos de información sobre la existencia de cualquier población humana en el Valle del Nilo durante el período 7.000-5.400 A.C.

En esta séptima “Hoja Suelta”, vamos a dar un somero repaso a las culturas que surgen de los yacimientos de el-Tarif, Faiyum y Merimda. En este último, se van a considerar los cinco niveles que engloban sus tres principales etapas culturales: Nivel I, Nivel II y Niveles III-V, denominadas Urschicht, Mittleren Merimdekultur y Jüngeren Merimdekultur, respectivamente. A las que seguirá, todavía en el Bajo Egipto, en las proximidades de Wadi Hof-Helwan, la llamada cultura el-Omari en honor a su descubridor, Amin el-Omari.

La cultura Tarifiense se conoce por un pequeño yacimiento en el-Tarif, en la necrópolis de Tebas, y otro en las cercanías de Armant. Se trata de una fase cerámica de una cultura epipaleolítica local que, no obstante, aún se desconoce. No aparenta tener ninguna conexión con la posterior cultura Naqada, y su relación con la Badariense también parece poco clara, y sus industrias líticas no muestran ninguna relación cercana.

La cultura Tarifiense se caracteriza por su industria sobre lasca, con un componente microlítico, pequeño referente al Epipaleolítico, por un lado, y algunas piezas bifaciales que anuncian una tecnología Neolítica, por otro.

Su cerámica, en su mayoría reforzada mediante fibras orgánicas, se reduce a una limitada cantidad de pequeños fragmentos.

Escasean los rastros de agricultura o de cría de animales.

Tampoco se han encontrado restos de construcciones, por lo que se supone que los asentamientos en el-Tarif fueron similares a los acampamientos del Paleolítico Final.

La cultura Faiyumiense, idéntica a la cultura Faiyum A de Gertrude Caton-Thompson, comienza hacia 5.450 A.C. y desaparece alrededor de 4.400 A.C. Las diferencias tecnológicas y tipológicas entre la Qaruniense y la Faiyumiense son tan evidentes que no hay la mínima posibilidad de que la Faiyumiense se haya desarrollado a partir de la Qaruniense. La tecnología lítica Faiyumiense está claramente relacionada con la del Neolítico Final del Desierto Occidental.

La gente vivía a lo largo de la antigua playa del lago Faiyum, y los vestigios más significativos hasta ahora encontrados consisten en grupos de fosos para el almacenamiento del grano, con frecuencia recubiertos de estera.

Y, por vez primera en Egipto, la agricultura es claramente la base de subsistencia; muy probablemente importada del Levante Mediterráneo.

Se cultivaban ciertas especies de cebada y de trigo, y también lino. De los primeros, vamos a ampliar los conceptos someramente mencionados en el trabajo original que con ocupa.

En cuanto a la cebada, la Hordeum vulgare, se cultivaba la primera de las dos especies englobadas en esta denominación: la Hordeum hexastichon L., que actualmente se usa como forraje para alimentación animal; y la Hordeum distichon L., que se emplea para la elaboración de la cerveza.

Y del trigo, una especie, la Triticum dicoccon, denominada también “farro”, en especial en Italia, era muy cultivada en la Antigüedad, especialmente en el Oriente Próximo, actualmente relegada a las regiones montañosas de Europa y Asia.

Puesto que los fosos de almacenamiento estaban en grupos, se da por supuesto que la agricultura se practicaba sobre una base comunitaria. Una zona de almacenaje consistía en unos 109 silos de entre 30 y 150 centímetros de diámetro, y una profundidad de entre 30 y 90 centímetros, lo que indudablemente representaba una capacidad de almacenaje considerable.

Aparte de la agricultura, la cría de animales era de gran importancia, con la evidente presencia de la oveja, la cabra, el ganado bovino y el cerdo.

La pesca también continuó siendo básica para la economía.

La cerámica Faiyumiense tenía un terminado basto y se modelaba en formas sencillas. Un cierto número de piezas estaban terminadas en rojo y bruñidas, pero no se han encontrado ningunas decoradas.

La industria lítica es la de lasca con componentes bifaciales menores. A partir de restos de conchas de especies procedentes del Mar Mediterráneo y del Mar Rojo, así como de paletas cosméticas de diorita nubia y cuentas de feldespato verde, se ha deducido la existencia de vínculos, supuestamente indirectos, con lugares distantes. En cuanto al cobre, no se han encontrado restos.

El amplio yacimiento de Merimda Beni Salama se encuentra situado en una terraza al borde del Delta del Nilo occidental. Los restos de escombros de los asentamientos tienen una profundidad media de 2’5 metros, y se componen de cinco niveles que corresponden a sus tres principales etapas culturales.

El Nivel I, denominado Urschicht, es claramente diferente al de etapas más recientes, y se caracteriza porque su cerámica, bruñida o sin bruñir, no va reforzada. Su decoración consiste en un diseño de espiga muy particular, poco común.

Los productos líticos de este Nivel I se caracterizan por su técnica de lasca y la presencia de numerosos raspadores carenados y otros útiles de retoque bifacial.

Los restos de asentamientos se reducen a hogares y, posiblemente, algunos residuos de frágiles refugios.

En cuanto a la economía, es probable que se limitase a una mezcla de agricultura, cría de animales (oveja, ganado bovino y cerdo), relacionada con el Levante Mediterráneo, y también de caza y pesca.

Las dataciones por radiocarbono sugieren una posición cronológica cercana a 4.800 A.C., si bien esta estimación es considerada por el excavador del yacimiento como demasiado reciente.

La cerámica con decoración de espiga se ha encontrado también recientemente en la Cueva de Sodmein, cerca de Quseir.

Es probable que entre el Nivel I y el II tuviese lugar una interrupción en la ocupación. El Nivel II, denominado Mittleren Merimdekulter, considerado por su excavador como relacionado con las culturas saharo-sudanesas, está marcado por la intensa ocupación de su yacimiento, con sencillas viviendas ovales de madera o mimbre, hogares bien elaborados, vasijas para conserva enterradas en los suelos de barro, y grandes canastas recubiertas de barro en fosos auxiliares que servían de almacenes. También se encontraron enterramientos entre las viviendas.

La cerámica es radicalmente diferente a la del período previo ya que va reforzada de paja, aunque su forma seguía siendo sencilla. Casi la mitad de la cerámica estaba bruñidas, pero sin decoración aparente.

La industria lítica es predominantemente bifacial. Por vez primera aparecen en Merimda cabezas de flecha de base cónica.

Han aparecido grandes cantidades de artefactos de hueso, marfil y concha, siendo típico el arpón de tres hileras de dientes.

La agricultura continúa siendo la base de la actividad económica pero, a juzgar por la cantidad de huesos, el ganado adquiere mayor importancia, mientras que tanto la caza como la pesca continúan estando bien testimoniadas.

No se dispone de dataciones de radiocarbono, si bien el excavador apunta a 5.500-4.500 A.C.)

Los niveles III-V corresponden a la tercera etapa cultural denominada Jüngeren Merimdekultur y se identifica como cultura Merimda “clásica”, por el nombre de su primer excavador de principios del siglo veinte.

El asentamiento consistía en un poblado grande de viviendas de barro, chozas y zonas de trabajo. Las casas, bien construidas y de forma oval, se alineaban de forma densa a lo largo de unas estrechas calles. Las edificaciones tenían entre 1’5 y 3 metros de ancho, con los suelos cavados en la tierra a unos 40 centímetros de profundidad, y paredes hechas de barro reforzado con paja, y de barro y tierra. Sus techos estaban hechos con material ligero, como ramas y cañizo.

Dentro de las viviendas se han descubierto hogares, piedras de moler, jarras para agua, y cavidades que en su día habrían contenido cerámica, lo que parece indicar que en su interior se se realizaba una serie de actividades domésticas variadas.

Los graneros se asocian con viviendas individuales, lo que vendría a demostrar que las unidades familiares eran cada vez más independientes económicamente.

Y se podría concluir, generalizando, que la organización del asentamiento en Merimda ciertamente es representativa de la organización formal de la vida de un poblado.

Entre las viviendas se han encontrado fosas ovaladas que contenían esqueletos en posición fetal, pero apenas sin ajuares u objetos funerarios. Tanto la ausencia de éstos como la situación de aquellas dentro del asentamiento, son facetas de un protocolo funerario que parece contrastar claramente con las costumbres funerarias del Alto Egipto.

Sin embargo, dado el número limitado de sepulturas, inferior a doscientas, la reducida presencia de varones adultos, y la existencia de cierto confusionismo estratigráfico, es muy posible que sólo los niños y los adolescentes fuesen enterrados dentro del asentamiento, como se sabe que ocurría en el Alto Egipto, mientras los adultos se enterrarían en zonas que más adelante serían ocupadas por viviendas. De cualquier forma, es más que probable que la mayoría de cementerios estén aún por descubrir.

La evolución de la cerámica muestra una tendencia hacia formas cerradas. El bruñido o pulimento se utilizaba con fines decorativos, y durante este período la cerámica se caracteriza por su bicromía rojo/negro oscuro con la mitad de su repertorio consistente en grandes y bastas vasijas.

Se mejora la tecnología del enquisto bifacial, en comparación con la fase inicial de ocupación en Merimda. Continúan los elementos de hueso, marfil y concha.

Los más singulares son un conjunto de estatuillas, una de las cuales consiste en una burda cabeza casi cilíndrica de un ser humano, cubierta de pequeños agujeros, que evidentemente se usaba para aplicaciones relacionadas con el cabello y la barba. La forma de los agujeros parece indicar que se utilizaban con plumas para imitar el cabello o la barba. La cabeza habría estado unidad a un cuerpo de madera, lo que haría de esta estatuilla la representación humana más antigua de Egipto que se conoce.

A juico del excavador, el período más reciente de la cultura Merimda habría sido equivalente al de la Faiyumiense. No obstante, esto ha sido confirmado sólo parcialmente mediante la datación por radiocarbono según la cual la Jüngeren Merimdekultur se debe asignar al período 4.600-4.100 A.C., por lo que, de ser así, sólo sería contemporánea con la segunda mitad de la Faiyumiense.

Y continuando en el Bajo Egipto, existen varios yacimientos en las inmediaciones de Wadi Hof-Helwan consistente en asentamientos y cementerios separados que representan a la cultura neolítica conocida como cultura el-Omari, por haber sido su descubridor Amir el-Omari. Se le data hacia 4.600-4.350 A.C. por lo que la hace contemporánea con la Jüngeren Merimdekultur.

En los asentamientos se han encontrado principalmente fosos para almacenaje de alimento y vertido de deshechos.

En cuanto a las construcciones asociadas con el entorno, es difícil su descripción, pero es indudable que se trataba de estructuras livianas.

Se empezaron a utilizar cementerios en zonas de asentamiento en desuso. Las tumbas consistían en fosas de enterramiento con los cuerpos en posición fetal, idealmente orientados al sur, reposando sobre su lado izquierdo.

La cerámica Omari siempre lleva un refuerzo orgánico (temper); sus formas son muy sencillas y muchas vasijas van bruñidas y, con frecuencia, cubiertas de pintura roja.

Como inciso, y debido al frecuente uso de “refuerzo”, o “temper” en inglés, quisiera aclarar que este concepto se refiere al material que se añade al barro antes de ser introducido en el horno para la fabricación de vasijas u otros objetos. El material puede consistir en conchas molidas, arena, fibras orgánicas, e incluso fragmentos de cerámica.

Mediante la adición de este material, se consigue reducir la expansión o contracción rápida del barro durante la cocción. El “temper” o “refuerzo” permite una distribución de la energía calorífica más nivelada a través de la pasta cerámica durante dicho proceso, e incluso durante el uso cotidiano de la vasija.

La industria lítica muestra la misma mejora de la técnica bifacial ya observada en la de Merimda II-V.

La base de subsistencia se concreta en la agricultura y la cría de animales (cabra, oveja, ganado bovino y cerdo), si bien la pesca tiene una importancia relevante en la cultura el-Omari, lo que contrasta con la caza en el desierto, que apenas se practica.

La presencia de cabras domesticadas desde alrededor de 5.900 A.C., tanto en el Desierto Occidental como en el Oriental, es sorprendente cuando se compara con su presencia en el Valle del Nilo, donde no aparecen hasta cinco siglos después.

Y terminamos aquí para dar paso, en la siguiente “Hoja Suelta”, a la cultura Badariense, considerada la primera cultura agrícola del Alto Egipto, que cubre el período 4.400-4.000 A.C., y a la que seguirá, ya en un tercer capítulo, el Período Naqada (c.4.000-3200 A.C.) a cargo de la Dra. Béatrix Midant-Reynes del Centre National de Recherches Scientifiques, Paris.


Rafael Canales

En Benalmádena-Costa, a 27 de febrero de 2009.

Bibliografía:

“The Oxford History of Ancient Egypt”. Ian Shaw. Oxford University Press, 2003.
“Prehistoria”, Tomos I y IColor del textoI. Dra. Ana María Amilibia y otros. UNED 2001
“Historia Antigua Universal Próximo Oriente y Egipto”, Tomo I, 2ª Parte. Dra. Ana Mª Vázquez Hoys, UNED, 2001.
“Ancient Egypt. Anatomy of a Civilization”. Barry J. Kemp. Routledge, 2006.
“The Prehistoric Egypt”, W.M. Flinders Petrie, British School of Archaeology in Egypt and Egyptian Research Account, Twenty-Third Year, 1917. London, 1920.
“Diccionario de Prehistoria”, Mario Menéndez, Alfredo Jimeno y Víctor M. Fernández, Alianza Editoral. 2001.
“The British Museum”

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